La importancia de estos supuestos tesoros perdidos se han convertido en los más buscados de nuestra historia. ¿Pero como así?. Veamos cada una de ellas. Para ti, ¿Cuales de estos son los más valiosos tesoros?.
El ejército de Cambises
En el 525 a.C. El Rey persa Cambises envió un ejército de 50 mil hombres a destruir el Templo de Amón. Se dice los soldados recorrieron el desierto por 7 días y se perdieron. Nunca se encontraron los cuerpos.
El tesoro de Barba Negra
Fue conocido como uno de los más terribles piratas. Cuentan que él escondió un enorme tesoro de lingotes de oro y joyas. Nadie sabe dónde está, pero muchos lo buscan.
El Galeón de San José
Se dice que el barco de José Fernández de Santillán viajaba de las colonias de Cartagena hacia España. Estaba cargado de tesoros y joyas valoradas en 5 millones de dólares. Sin embargo, nunca llegó a su destino. Nadie lo ha podido encontrar.
El salón ámbar
Era conocida como la ´octava maravilla´. Era un salón del siglo XVII completamente revestido con ámbar del Báltico. Durante la Segunda Guerra Mundial el ejército nazi saqueó la sala y la trasladaron a un lugar desconocido. Hoy continúa su búsqueda.
La piedra angular de la Casa Blanca
Se dice que en 1972 un grupo de masones colocó la primera piedra de la Casa Blanca. Por más de 200 años se la ha buscado. Hoy sigue desaparecida.
La tumba de Genghis Khan
Se llama Burjan Jaldún y es el sepulcro que el mismo amo y señor de Mongolia mando a construir para sí mismo. Se dice que guarda grandes riquezas. Nadie lo ha encontrado aún.
La Batalla de Anghiari
Es una de las obras perdidas de Leonardo Da Vinci. Se cree que está escondida en alguna parte del Salón de los Quinientos del Palazzo Vecchio de Florencia.
La tumba de Nefertiti
Reconocida por su legendaria belleza e importante papel en la política egipcia, tras su muerte, la esposa real de Ajenatón fue momificada, pero su cuerpo jamás fue encontrado hasta el día de hoy.
El Santo Grial
Es la copa que Jesús uso en la última cena y con la que José de Arimatea recogió la sangre Jesucristo cuando estaba clavado en la cruz. Cuentan que fue usado por sus apóstoles y luego guardado por San Pedro y llevado a Roma. San Sixto II lo envió a España donde fue escondido en las montañas de Aragón. Nunca más se supo de él.